viernes, 15 de julio de 2016

7- El tiempo, juez inexorable

Pasó el verano y el otoño, y todos retomaron el control de sus vidas. Charly, vivía con Sara, una médica pediatra con la que llevaba varios meses de relación, y a quien nunca contó esa historia.
Y Roberto, tuvo un nuevo cambio de destino que le llevó una vez más a Tenerife donde llevaba varios meses residiendo.
Tampoco entre ellos volvieron a tocar ese tema, la relación de hermanos volvió a ser normal.

Desde recepción la comunicaron la visita. Pero no podía ser cierto, sin duda lo entendió mal. ¿Qué iba a hacer Roberto allí? Se trataría de otra persona. Por si acaso se cambiaba de ropa precipitadamente, sin saber qué iba a ponerse. Cinco pisos no son muchos y él llegó antes de que ella hubiera decidido qué ponerse.
Oyó como la llamaba desde el salón, y no había error posible, era él.
- ¿Qué?- Apareció ante él descalza, vestida con unos vaqueros y una sudadera
- ¿Qué te trae por aquí?- Preguntó intentando parecer lo más natural posible y sacando a Roberto de su ensimismamiento. Dudó, y no supo si besarle para saludarse.
Intentaba mostrarse serena, respirar profunda y pausadamente para controlar la situación, pero tenía la mente en blanco, no sabía ni qué hacer, ni qué decir....
Se aproximó hacia él, que de espaldas a ella miraba al mar a través del ventanal.
- ¡Me habían dicho que era fantástico, pero no lo imaginaba así! ¡Es espectacular!
¡Parece que al verme hubieras visto al mismísimo demonio!
No quería asustarte. Además en recepción te avisaron...
- Lo sé, pero no lo creía.
Pensé que sería un error.
Eres la última persona a la que imaginé ver por aquí.
Agua fue lo único que quiso tomar. Se quitó el abrigo y lo dejó sobre una silla. Parecía no tener prisa y Marta temblaba de impaciencia.
- ¿A qué has venido?- Preguntó finalmente.
- Pasaba por aquí- dijo sonriendo.
- No te has complicado buscando una excusa creíble. Estuviste todo el verano pasando por la puerta y no se te ocurrió subir.
¿Ves esa casa de ahí? Pues es la de tus padres.
- ¡Vaya control del vecindario!- Y juntos salieron a la terraza y comenzaron a ubicar las casa de sus conocidos y amigos, y a preguntarse por ellos, a intercambiar noticias.
- ¿Y de nosotros Marta? ¿Qué pasó con nosotros?
- No viniste a buscarme- contestó en un susurro orientando la cara hacia el mar para que la golpeara el viento húmedo y salino.
- ¡Me pediste tiempo!
-Estaba asustada, yo no sabía que ibas a dejar a Lidia, no me consultaste.
- Era lo que deseabas.
- ¡Necesitaba respirar! Echarte de menos.
- Te estaba perdiendo...
- ¿Y por eso lo precipitaste todo?
- ¡Marta, ya no podía más!
- ¿Por qué no volviste?
¡Me pediste tiempo!
- ¿Y desde cuando tenías en cuenta algo de lo que te pidiera? Debiste buscarme, y no hacerme sentir culpable- Gritó
- ¿Y tu por qué no lo hiciste?
- Lo intenté- Sollozó- Pero tú ya tenías una nueva novia, y parecías no acordarte de mí.
Habías rehecho tu vida y yo no, seguía pendiente ti.
- Marta, sabes que siempre serás lo primero... - Intentó calmarla.
- ¡Y una mierda lo primero!
Yo siempre sería “la otra”, la que se cargó tu matrimonio, la que rompió tu noviazgo... Nunca me hiciste sentir lo contrario.
Si rompiste con todo por mí, ¿por qué no volviste a buscarme?
Era mejor dejarme al margen de tu vida y conseguir un buen acuerdo de divorcio, vale, lo entiendo, ya era bastante difícil por sí solo, ¿y después?
¿Después? Nada.
Iniciaste una nueva vida dejándome fuera de ella.
Al menos podías habérmelo dicho, lo habría agradecido.
- Lo siento.
Estaba cansado, y necesitaba pasar un tiempo solo, notar aire a mí alrededor.
Estaban sentados, en el suelo de la terraza, muy juntos, apoyando la espalda contra la pared. Hacia frío, pero ninguno de los dos quiso moverse. Cuando Marta giró la cabeza para mirarle, Roberto tenía los ojos cerrados y respiraba pausadamente. Llevaba el pelo muy corto. Extendió la mano hacia él y acarició su rostro, moreno y varonil. Él abrió los ojos y la besó la mano.
- Siempre tuve la sensación de que el control de nuestra relación era ajeno a nosotros. Algo, un no sé qué, marcaba el ritmo, y que independiente a nuestros deseos nos colocaba en un lugar u otro, juntos o separados. Quizá confié en eso, en el azar que tantas veces nos hizo coincidir con anterioridad. Esta vez no funcionó. Soy consciente de todos los errores que he cometido y ya me he flagelado bastante. Estoy harto.
Toma- la entregó un sobre bastante abultado que sacó de su mochila- Este es el motivo por el que la elegí a ella y no a ti.
Fotos y más fotos de ellos dos en diferentes lugares. Instantes que compartieron ajenos al objetivo del fotógrafo. En Lanzarote entrando y saliendo de la casa que compartían, en la playa, en el coche, haciendo deporte… Ese informe era el resultado de varios años de seguimiento.
Le miró sin comprender. Leyó parte del escrito que acompañaba las imágenes.
- ¿Sabías que existía? ¿A quién…?- Miraba una y otra vez las fotos sin entender.
- Periódicamente mi padre me hacía llegar un breve resumen de nuestras andanzas por el mundo.
- ¿tu padre?- estaba muy sorprendida, sin saber qué pensar, ni qué decir.
- No puedo darte ninguna explicación. Yo tampoco lo entiendo. Me parece de un sadismo y una maldad insanos. Impropio de un padre hacia su hijo.
Siempre que recibía uno de estos informes me prometía a mi mismo que acabaría con todo, entonces te dejaba para pasado un tiempo volver, ¿qué te voy a contar qué no sepas?
Pues resulta que ahora, después de todo eso, me ha entregado el dossier completo junto con las llaves de una casa en una urbanización fantástica y exclusiva, así, de regalo de Navidad.
Supongo que se ve viejo y se sabe más solo que la una.
Mi madre se ha ablandado y le invitó a comer a cambio de que arreglara las cosas conmigo. Menudo numerito se ha montado el tío: ”Quiero pedirte perdón delante de tu madre y tu hermano” y de la sosa de su novia, otro que se piensa que me la voy a ligar o yo que se, no deja ni que le dirija la palabra…
- ¿Te ha explicado por qué lo hizo?
- No. Dice que no lo sabe. Que no entiende qué se le pasó por la cabeza...
Por demostrarme que podía controlar mi vida aunque yo creyera lo contrario.
Para que valorara lo generoso que había sido permitiéndome elegir a lo que dedicarme cuando debía haber sido su sucesor, su mano derecha…
Por maldad. Eso es lo que yo creo.
Marta le conocía lo suficiente para saber que la cosa no había terminado ahí. Estaba enfadado y confundido.
- Todos mirándome, esperando una reacción, apreciando el gesto de mi padre...Y no se qué me ha pasado...sacan lo peor de mi – se lamentó frotándose la cara – Y sin medir las consecuencias, ni el daño a terceros, le he preguntado si mis hermanos serían mis vecinos en esa urbanización donde no puedo permitirme vivir porque soy un funcionario del estado y mi sueldo no da para tanto, y menos después de un divorcio tan difícil en el que he perdido hasta la dignidad, bueno esa la perdí con anterioridad. - Se quejó con amargura - Pues eso, como no tenía nada que perder...Sonia no es mi novia, nunca lo ha sido. Es mi hermana. Mi padre tuvo una relación con su secretaria y fruto de esa pasión nació una niña. Lo descubrí hace muchos años ¿Te acuerdas del Cortijo Grande? Habíamos subido con las motos de cross con intención de hacer la ruta del agua por la sierra cuando vi el coche de mi padre estacionado junto a la puerta de un chalecito de los que hay junto al campo de golf, mire con curiosidad y allí estaba él, en el jardín, jugando a la pelota con una niña que no debería tener mas de cinco años mientras Luisa les observaba sonriendo ¡Pobre mujer! Murió hace unos años y entonces fue cuando busqué a mi hermana, era tan pequeña, y estaba tan desprotegida...Ni siquiera lleva nuestro apellido.
¡Qué asco me da todo! ¡Qué asco me doy a mi mismo! He terminado haciendo lo mismo que él, siendo como él. He jodido mi vida y la de todos los que en algún momento me habéis querido...No me soporto.
El novio de Sonia es policía local y estaba de servicio cuando tuve el accidente por eso se enteró y fue al hospital. En el último momento le faltó valor y se hizo pasar por mi novia.
Ahora no me habla nadie, están todos enfadados. ¡Putas Navidades! No traen nada bueno.
Deberías hablar con tu madre, lo saben demasiadas personas y ya no lo puedo controlar.
Y lo peor de todo es que no me siento mejor, ni siquiera liberado. Pesa, pesa mucho. Siento mucha ira. Te juro que me encantaría no haber despertado...
- No digas eso- Se acercó y sujetó su mano. Se miraron y por primera vez en mucho tiempo se reconocieron. - No te preocupes por mi, voy a estar bien. Mi madre ya lo sabe, hablé con ella después de la visita de Charly, aun esta conmocionada pero lo superará. Supongo que poco a poco irá encajando piezas y completando el puzzle como han hecho todos.
Les bastó mirarse para saber que ellos a su vez habían cerrado el circulo. Percibieron la magnitud de lo que sentían el uno por el otro y que ni el tiempo ni la distancia consiguieron alterar ni mitigar. Seguía presente, latiendo de modo intenso y descarnado. Que poco a poco, con el paso del tiempo, dejaría de doler y estarían preparados para pasar página.
Lloró amargamente hasta quedarse dormida. Atrás quedaban la decepción y la vergüenza, la frustración. El anhelo de lo que pudo haber sido y no fue. El recuerdo de lo vivido. Lo que fueron y en lo que se han convertido. No volvieron a verse, esta vez el azar jugó en su contra llevándose a Roberto muy lejos. Ya nada volvió a ser igual. Se rompió en la despedida, invirtió mucho tiempo y dedicación en recomponerse , pero una parte muy importante de su ser continua viajando por toda la costa a bordo de un helicóptero de Salvamento Marítimo.









3 comentarios: