viernes, 15 de julio de 2016

2- Confesiones

Aunque lo intentó, no pudo olvidar todo lo que su hermano le contó. ¡Marta y Robe juntos! No podía imaginarles ¿Qué podía unirles? Eran muy distintos. Solo sexo no podía ser. Su hermano no era un tipo especialmente mujeriego, no le gustaba cualquiera, ni se liaba con la primera que veía... Arriesgó demasiado para ser solo sexo, y nunca nadie sospechó nada de ninguno de los dos. Es cierto que bromearon con la idea de que Marta fuera lesbiana pues llevaban mucho tiempo sin verla con compañía masculina, hasta el día de la boda de su hermano Jorge. Ahora comprendía porque Robe se comportó de esa manera tan irascible y huraña durante toda la celebración.
Aunque actualmente no sintiera por Marta más que amistad, estaba celoso. No lo entendía. De haber sido otro cualquiera no se sentiría tan mal, pero era su hermano, y no podía evitar sentirse ofendido y traicionado. “Ella disfrutaba con alguna que otra situación comprometida”- Recordó la frase de su hermano. ¿Qué situación comprometida? Marta no era así. Provocar... ¡Jamás se atrevería! Era muy tímida. La indignación que sentía iba en aumento, hasta tal punto que no vio ni habló con su hermano durante el resto de la semana evitando atender a sus repetidas llamadas telefónicas.

- Charly esta muy enfadado- Comentó su madre distraídamente- Y es raro en él.
- ¿Le has llamado?- Insistió.
- Déjalo estar mamá. Sabía que esto ocurriría y se lo advertí, él insistió...
Si reacciona como un crío es su problema.
- Pero sois hermanos...
- Los hermanos también se enfadan.
- ¿Pero qué ha pasado ahora? Estabais tan bien y Charly te estaba ayudando tanto...
¿Tu también estas enfadado con él?
- Mamá, Charly es médico- Puntualizó- Y no, no estoy enfadado con él. Aunque no le entiendo.
Me gustaría dejarlo en este punto mamá. No voy a contarte nada que no quiera que sepas, tú también te enfadarías.
- ¡Claro hijo! Cómo quieras, pero tu hermano no solo te ha ayudado por ser médico.- Le defendió.
¿Y con tu novia qué vas a hacer? – Volvía a la carga, estaba claro que hasta que no llegara a donde quería ir no pararía. La miró sorprendido-Tienes que darle alguna explicación.
- Ese es problema mío, no debes preocuparte.
- Pero en todos estos días sólo ha venido a verte una vez. Yo creo que también esta enfadada, porque en el hospital no se separó de ti ni un instante, atendía el teléfono y decidía que mensaje debía darte y cual no- Ya estaba dicho. Lo había dicho. Su hijo la miraba expectante. -¿Quieres merendar?- Cambió de tema intencionadamente para obligarle a preguntar.
- ¿De que mensajes hablas?- Preguntó finalmente entrando de manera consciente en el juego de su madre.
- Marta llamó todos los días y Sonia no consintió que hablaras con ella ni una sola vez, tampoco te comentó las llamadas.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque al menos en dos ocasiones estuve presente, una de ellas yo misma cogí el teléfono, tu dormías. Cuando me marché le pedí que te dijera que Marta había llamado. No lo hizo.
¿O sí?
- No recuerdo mamá, todo lo ocurrido aquellos días es como si no me hubiera pasado.
- ¿Tú la quieres?
- ¿A quién?
- ¡Qué pregunta! ¿A quién va a ser?- Su hijo había entendido la doble intención de la pregunta.
- No, no la quiero- Le devolvió la pelota sin aclarar a cual de las dos se refería.
- Pues tienes un problema hijo, ella cree que es la mujer de tu vida, y los dos sabemos que no es cierto, que la mujer de tu vida es otra.- Comentó decidida.- Tu hija.- Aclaró
- Claro mama. Mi hija.
¿Estuviste escuchando detrás de la puerta?
Se sorprendió ante una pregunta tan directa.
- No mientas mamá.
- Roberto, yo en mi casa no escucho tras las puertas...
- Perdona...
- Escucha, no sé qué pasó con Marta, y no tengo ningún derecho a preguntarte por ello. Es tu vida.
Tanto respeto le escamaba.
- Sé que no quieres ni oírla.
-Tus razones tendrás.
¿Adónde quería ir a parar su madre? No dejaba de mirar como reflexionaba en voz alta atendiendo la labor de punto de cruz que tenía entre las manos.
- A mí es una muchacha que me gusta. La conozco desde que nació. Ya me dirás, toda la vida siendo vecinos.
Pero es raro. Una chica joven, atractiva, porque guapa no es, pero tiene algo, y me consta que tiene éxito con los hombres, y no haber tenido ni un solo novio, nada y ya tiene treinta años... ¿No me digas qué no es raro? ¡Y esa afición por viajar... Como si huyera de algo o alguien!
- ¿Adónde quieres llegar, mamá?
- A ningún sitio hijo. Es hablar por no callar.
- A tu edad deberías saber que de lo que se desconoce es mejor no hablar.
- Tienes razón.
Pero hay que reconocer que es raro...
- Pues no, no lo es.- Sentenció.
Es de lo más normal. Pasa continuamente.
Te enamoras de quien no debes, juegas y pierdes.
Me ha pasado a mí, y a Charly, y a cualquiera...
- Ya hijo, ya.
A tu hermano le gustaba ella ¿no?
- ¡Y yo qué sé! No hay quien le entienda.
- Tu se la quitaste...
- ¿Cuándo se la quité mamá?- Estaba dentro del jardín sin saber cómo había hecho para entrar.
- ¿Cuándo? Dímelo tú.
- No, no voy a cometer otra vez el mismo error.
Yo no le quité la chica a nadie... Como bien sabes- Subrayó- Entre Marta y yo algo hubo. No hace falta que des tantas vueltas. Hubo, que no hay. Comprendes la diferencia ¿verdad? ¿Lo qué pasó en el hospital? Yo estaba inconsciente, no recuerdo.
Charly cree que le engaño, Lidia sabe que la engañé... A la única persona que no he engañado en esta historia es a Marta. Ella siempre supo lo que había no se lo oculté, y lo aceptó.
Mamá, no quiero seguir con este tema.
Marta aceptó colaborar para hacerme volver. Gracias. Mil veces.
Pero no quiero llamarla, ni verla.
Sonia si me dio sus mensajes.
- ¿Por qué no quieres hablar con ella?
- Es mejor así.
- ¿Sigues sintiendo algo?- Era imposible escapar, no se daba por vencida. Cada vez iba un poquito más lejos.
- Aquello pasó, y terminó.
Fue ella quien le puso fin.
- No. No me mires así. Ya sé que soy igual que mi padre.
- Por eso os lleváis tan mal.
- Ese es otro tema.
- Te he parido, te he criado, y eres un desconocido...
- No lo soy, mamá.
Pero mi vida es mía, con sus aciertos y errores. Yo la escribo día a día. De todo cuanto he hecho el único responsable soy yo, y no me arrepiento de nada.
Le jodí la vida a Marta, vale. Pero por ella dejé a mi mujer y a mi hija, y a cambio recibí una patada en el culo.
Es lo que intenté explicarle a Charly y no me permitió. Las cosas no son tan evidentes. Si nos quedamos solo con el enunciado, resulta hasta vulgar, pero hay mucho más detrás. Fue una relación dependiente y obsesiva. Lo aposté todo y todo perdí. Pude haberlo hecho antes, pero lo hice cuando creí oportuno y me equivoqué.
No estoy enfadado con nadie.
Pero no quiero que os lo toméis a la ligera y opinéis libremente sobre lo que desconocéis. Hablaré con Marta cuando estime oportuno o quiera. Para mí, ella, tiene todo mi respeto, y esta aparte de todo. Ella, yo, y después el resto.
No debí hacer nada de lo que hice, era bastante mayor que ella y supe en todo momento que terreno pisaba.
- Ella tampoco quiere verte.- Pese a intuirlo, le dolió.
La invité a comer varias veces y nunca ha aceptado, siempre se ha excusado...
- No intervengas.
Deja que las cosas sigan su curso.
Créeme, Marta no necesita que le dé las gracias. Ella sabe que tiene de mí lo qué quiera, cuando quiera
Me pidió tiempo, y se lo di. De esto hace dos años.
- Si claro, pero tú tienes novia... – La mirada irónica de su hijo la mostró el error- Perdona ¡qué tontería he dicho!
¿Le has contado esto a Charly?
- No me dejó.
Se hizo el ofendido, sintiéndose obligado a defender a Marta de mí. Ya le oíste.
De todos modos, da igual. Nada va a cambiar.
- ¿No vas a hacer nada?
- ¿En qué frente?- Sonrió cansado.
Es muy difícil que entendáis lo qué pasó y por qué pasó. Y cómo pude enamorarme de esa manera cuando lo tenía todo. El matrimonio perfecto, la profesión por la que tanto luché, una vida ideal. Humo. Marta era el motor de esa apariencia, mi principio y mi fin. Mi vida. Por ella me olvidé de todo y de todos, hasta de ella misma. Ese fue mi error, creerme dueño de su vida. Exigir, y exigir, y cada vez dar menos a cambio. Las cosas son como son y no se puede dar marcha atrás. No hay segundas oportunidades.
- ¿De haberlas, qué cambiarías?- Volvió la vista hacia el mar, cómo si necesitara tiempo para encontrar una respuesta. Tenía dos posibles: no haber cedido a la presión de su padre habiéndose casado; o no haber celebrado con ella su despedida de soltero. Le resultaba extraño mantener con su madre una conversación así y no oír reproche alguno. También ella era una desconocida. Lo ignoraba todo, qué sentía, sus deseos, sus sueños. Estaba acostumbrado a que estuviera siempre en su puesto, perfectamente peinada, sonriente y dispuesta a todo. Cargando sobre sus hombros con las decepciones propias y las ajenas, y haciendo suyo el sufrimiento de cada uno de sus hijos.
- Fuiste muy valiente. – Le dijo evitando responder – Sé que te recuerdo a papá y que no puedes entenderme...
- Te equivocas. Entiendo perfectamente que te enamoraras de otra mujer pero no que mantuvieras el engaño tanto tiempo jugando con la vida y los sentimientos de dos personas que no lo merecían.
Lo de tu padre es otra cosa. – Su expresión cómplice se había crispado. Accedió a contestar como si de un intercambio de confesiones se tratara – Tu padre tiene la mala costumbre de follar con la primera que pasa, y no le disgusta pagar por ello, y eso de que los hombres buscan fuera lo que en casa no les dan es un cuento chino, tu padre nunca pidió nada. Era un hipócrita. “Mi mujer es una santa. Esposa y madre abnegada, pero las fiestas con otras, que ella es etérea.” Cuando Charly se fue de casa y me quedé a solas con él resultó que vivía con un extraño: ni amistad, ni complicidad, y lo que es peor, ni cariño. Ahora lo único importante soy yo. Y no tengo que aguantar a nadie, ni nadie tiene que aguantarme a mí. Primero dejó de gustarme, pero no recuerdo en que momento deje de quererle.
¡Vaya dos sosos, aquí, compartiendo fracasos! Me cambiaría por ti sin dudarlo. Dos años es mucho tiempo. Se sincero contigo mismo y con ella, búscala, dile que la quieres. Mostraos ante todos, no debéis esconderos más. ¡Salid del armario!- Rió animosa- ¿No es así como se dice ahora? ¡Y dame una nieta a la que pueda ver cuando quiera y no cuando a su madre le dé la gana!


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