Pasó
el verano y el otoño, y todos retomaron el control de sus vidas.
Charly, vivía con Sara, una médica pediatra con la que llevaba
varios meses de relación, y a quien nunca contó esa historia.
Y
Roberto, tuvo un nuevo cambio de destino que le llevó una vez más a
Tenerife donde llevaba varios meses residiendo.
Tampoco
entre ellos volvieron a tocar ese tema, la relación de hermanos
volvió a ser normal.
Desde
recepción la comunicaron la visita. Pero no podía ser cierto, sin
duda lo entendió mal. ¿Qué iba a hacer Roberto allí? Se trataría
de otra persona. Por si acaso se cambiaba de ropa precipitadamente,
sin saber qué iba a ponerse. Cinco pisos no son muchos y él llegó
antes de que ella hubiera decidido qué ponerse.
Oyó
como la llamaba desde el salón, y no había error posible, era él.
-
¿Qué?- Apareció ante él descalza, vestida con unos vaqueros y una
sudadera
-
¿Qué te trae por aquí?- Preguntó intentando parecer lo más
natural posible y sacando a Roberto de su ensimismamiento. Dudó, y
no supo si besarle para saludarse.
Intentaba mostrarse serena, respirar profunda y pausadamente para
controlar la situación, pero tenía la mente en blanco, no sabía ni
qué hacer, ni qué decir....
Se
aproximó hacia él, que de espaldas a ella miraba al mar a través
del ventanal.
-
¡Me habían dicho que era fantástico, pero no lo imaginaba así!
¡Es espectacular!
¡Parece
que al verme hubieras visto al mismísimo demonio!
No
quería asustarte. Además en recepción te avisaron...
- Lo
sé, pero no lo creía.
Pensé
que sería un error.
Eres
la última persona a la que imaginé ver por aquí.
Agua
fue lo único que quiso tomar. Se quitó el abrigo y lo dejó sobre
una silla. Parecía no tener prisa y Marta temblaba de impaciencia.
- ¿A
qué has venido?- Preguntó finalmente.
-
Pasaba por aquí- dijo sonriendo.
- No
te has complicado buscando una excusa creíble. Estuviste todo el
verano pasando por la puerta y no se te ocurrió subir.
¿Ves esa casa de ahí? Pues es la de tus padres.
-
¡Vaya control del vecindario!- Y juntos salieron a la terraza y
comenzaron a ubicar las casa de sus conocidos y amigos, y a
preguntarse por ellos, a intercambiar noticias.
- ¿Y
de nosotros Marta? ¿Qué pasó con nosotros?
- No
viniste a buscarme- contestó en un susurro orientando la cara hacia
el mar para que la golpeara el viento húmedo y salino.
-
¡Me pediste tiempo!
-Estaba
asustada, yo no sabía que ibas a dejar a Lidia, no me consultaste.
-
Era lo que deseabas.
-
¡Necesitaba respirar! Echarte de menos.
- Te
estaba perdiendo...
- ¿Y
por eso lo precipitaste todo?
-
¡Marta, ya no podía más!
-
¿Por qué no volviste?
¡Me
pediste tiempo!
- ¿Y
desde cuando tenías en cuenta algo de lo que te pidiera? Debiste
buscarme, y no hacerme sentir culpable- Gritó
- ¿Y
tu por qué no lo hiciste?
- Lo
intenté- Sollozó- Pero tú ya tenías una nueva novia, y parecías
no acordarte de mí.
Habías rehecho tu vida y yo no, seguía pendiente ti.
-
Marta, sabes que siempre serás lo primero... - Intentó calmarla.
- ¡Y
una mierda lo primero!
Yo
siempre sería “la otra”, la que se cargó tu matrimonio, la que
rompió tu noviazgo... Nunca me hiciste sentir lo contrario.
Si
rompiste con todo por mí, ¿por qué no volviste a buscarme?
Era
mejor dejarme al margen de tu vida y conseguir un buen acuerdo de
divorcio, vale, lo entiendo, ya era bastante difícil por sí solo,
¿y después?
¿Después?
Nada.
Iniciaste una nueva vida dejándome fuera de ella.
Al
menos podías habérmelo dicho, lo habría agradecido.
- Lo
siento.
Estaba
cansado, y necesitaba pasar un tiempo solo, notar aire a mí
alrededor.
Estaban
sentados, en el suelo de la terraza, muy juntos, apoyando la espalda
contra la pared. Hacia frío, pero ninguno de los dos quiso moverse.
Cuando Marta giró la cabeza para mirarle, Roberto tenía los ojos
cerrados y respiraba pausadamente. Llevaba el pelo muy corto.
Extendió la mano hacia él y acarició su rostro, moreno y varonil.
Él abrió los ojos y la besó la mano.
-
Siempre tuve la sensación de que el control de nuestra relación era
ajeno a nosotros. Algo, un no sé qué, marcaba el ritmo, y que
independiente a nuestros deseos nos colocaba en un lugar u otro,
juntos o separados. Quizá confié en eso, en el azar que tantas
veces nos hizo coincidir con anterioridad. Esta vez no funcionó. Soy
consciente de todos los errores que he cometido y ya me he flagelado
bastante. Estoy harto.
Toma-
la entregó un sobre bastante abultado que sacó de su mochila- Este
es el motivo por el que la elegí a ella y no a ti.
Fotos
y más fotos de ellos dos en diferentes lugares. Instantes que
compartieron ajenos al objetivo del fotógrafo. En Lanzarote entrando
y saliendo de la casa que compartían, en la playa, en el coche,
haciendo deporte… Ese informe era el resultado de varios años de
seguimiento.
Le
miró sin comprender. Leyó parte del escrito que acompañaba las
imágenes.
-
¿Sabías que existía? ¿A quién…?- Miraba una y otra vez las
fotos sin entender.
-
Periódicamente mi padre me hacía llegar un breve resumen de
nuestras andanzas por el mundo.
-
¿tu padre?- estaba muy sorprendida, sin saber qué pensar, ni qué
decir.
- No
puedo darte ninguna explicación. Yo tampoco lo entiendo. Me parece
de un sadismo y una maldad insanos. Impropio de un padre hacia su
hijo.
Siempre
que recibía uno de estos informes me prometía a mi mismo que
acabaría con todo, entonces te dejaba para pasado un tiempo volver,
¿qué te voy a contar qué no sepas?
Pues
resulta que ahora, después de todo eso, me ha entregado el dossier
completo junto con las llaves de una casa en una urbanización
fantástica y exclusiva, así, de regalo de Navidad.
Supongo
que se ve viejo y se sabe más solo que la una.
Mi
madre se ha ablandado y le invitó a comer a cambio de que arreglara
las cosas conmigo. Menudo numerito se ha montado el tío: ”Quiero
pedirte perdón delante de tu madre y tu hermano” y de la sosa de
su novia, otro que se piensa que me la voy a ligar o yo que se, no
deja ni que le dirija la palabra…
-
¿Te ha explicado por qué lo hizo?
-
No. Dice que no lo sabe. Que no entiende qué se le pasó por la
cabeza...
Por
demostrarme que podía controlar mi vida aunque yo creyera lo
contrario.
Para
que valorara lo generoso que había sido permitiéndome elegir a lo
que dedicarme cuando debía haber sido su sucesor, su mano derecha…
Por
maldad. Eso es lo que yo creo.
Marta
le conocía lo suficiente para saber que la cosa no había terminado
ahí. Estaba enfadado y confundido.
- Todos mirándome, esperando una reacción, apreciando el gesto de
mi padre...Y no se qué me ha pasado...sacan lo peor de mi – se
lamentó frotándose la cara – Y sin medir las consecuencias, ni
el daño a terceros, le he preguntado si mis hermanos serían mis
vecinos en esa urbanización donde no puedo permitirme vivir porque
soy un funcionario del estado y mi sueldo no da para tanto, y menos
después de un divorcio tan difícil en el que he perdido hasta la
dignidad, bueno esa la perdí con anterioridad. - Se quejó con
amargura - Pues eso, como no tenía nada que perder...Sonia no es
mi novia, nunca lo ha sido. Es mi hermana. Mi padre tuvo una
relación con su secretaria y fruto de esa pasión nació una niña.
Lo descubrí hace muchos años ¿Te acuerdas del Cortijo Grande?
Habíamos subido con las motos de cross con intención de hacer la
ruta del agua por la sierra cuando vi el coche de mi padre
estacionado junto a la puerta de un chalecito de los que hay junto
al campo de golf, mire con curiosidad y allí estaba él, en el
jardín, jugando a la pelota con una niña que no debería tener mas
de cinco años mientras Luisa les observaba sonriendo ¡Pobre mujer!
Murió hace unos años y entonces fue cuando busqué a mi hermana,
era tan pequeña, y estaba tan desprotegida...Ni siquiera lleva
nuestro apellido.
¡Qué asco me da todo! ¡Qué asco me doy a mi mismo! He terminado
haciendo lo mismo que él, siendo como él. He jodido mi vida y la
de todos los que en algún momento me habéis querido...No me
soporto.
El novio de Sonia es policía local y estaba de servicio cuando tuve
el accidente por eso se enteró y fue al hospital. En el último
momento le faltó valor y se hizo pasar por mi novia.
Ahora no me habla nadie, están todos enfadados. ¡Putas Navidades!
No traen nada bueno.
Deberías hablar con tu madre, lo saben demasiadas personas y ya no
lo puedo controlar.
Y lo peor de todo es que no me siento mejor, ni siquiera liberado.
Pesa, pesa mucho. Siento mucha ira. Te juro que me encantaría no
haber despertado...
- No digas eso- Se acercó y sujetó su mano. Se miraron y por
primera vez en mucho tiempo se reconocieron. - No te preocupes por
mi, voy a estar bien. Mi madre ya lo sabe, hablé con ella después
de la visita de Charly, aun esta conmocionada pero lo superará.
Supongo que poco a poco irá encajando piezas y completando el
puzzle como han hecho todos.
Les bastó mirarse para saber que ellos a su vez habían cerrado el
circulo. Percibieron la magnitud de lo que sentían el uno por el
otro y que ni el tiempo ni la distancia consiguieron alterar ni
mitigar. Seguía presente, latiendo de modo intenso y descarnado.
Que poco a poco, con el paso del tiempo, dejaría de doler y
estarían preparados para pasar página.
Lloró amargamente hasta quedarse dormida. Atrás quedaban la
decepción y la vergüenza, la frustración. El anhelo de lo que
pudo haber sido y no fue. El recuerdo de lo vivido. Lo que fueron y
en lo que se han convertido. No volvieron a verse, esta vez el azar
jugó en su contra llevándose a Roberto muy lejos. Ya nada volvió
a ser igual. Se rompió en la despedida, invirtió mucho tiempo y
dedicación en recomponerse , pero una parte muy importante de su
ser continua viajando por toda la costa a bordo de un helicóptero
de Salvamento Marítimo.